Jugador de rol acorralado

Me llamo Jorge y soy jugador de rol. Lo digo con todas las letras y sin ningún miedo, pues al fin y al cabo me han enseñado que no es bueno avergonzarse de uno mismo.

Vaya por delante que nunca he creado disturbios en un cementerio, ni he rendido culto a ningún Dios pagano, ni salgo a la calle navaja en mano dispuesto a acuchillar al primer inocente que se me cruce, pero, sobre todo, y lo recalco: no he matado a nadie. Aunque me hagan pagar por ello.

Estoy, perdónenme la expresión, hasta los cojones de comentarios despectivos tan amplios y coloridos como la suma de todos los abanicos de nuestro país. Me han llamado loco, psicópata y satanista, pero la gota que colmó el vaso tuvo lugar el lunes pasado, cuando añadí un adjetivo más a mi colección: asesino. Con todas sus letras.

Les pongo en situación. 10.30 horas de la mañana en un autobús que me conduce a la ciudad en que se encuentra mi Universidad. Como habitualmente suelo hacer, busco algo en mi mochila para leer y, casualidades de la vida, escojo «El juego de rol del capitán Alatriste». En ese preciso momento el hombre sentado a mi lado empieza a ponerse nervioso y en voz muy alta comienza con una retahíla de lindezas tales como: «¡Satánico, apártate de mi lado, asesino!». Ahí comenzó la debacle. El conductor paró el autobús, el hombre y sus seguidores –varios viajantes, monja incluida– se movieron de su lugar hacia otro más seguro y comenzaron las miradas acusatorias hacia mi persona.

Hasta ahí sería algo que vería poco lógico aunque perfectamente normal, uno sabe cómo funciona la sociedad en estos días, pero lo que ya fue el colmo de la gilipollez fue la escena que me encontré al llegar a la estación de destino. Un par de nacionales esperaban a que recogiera mi maleta para pasar el cacheo oportuno y las preguntas de rigor hasta que entendieron lo dantesco e irreal de la situación.

No culpo a los agentes, estaban haciendo muy bien su trabajo, ni al pobre conductor, que intentaba lograr un entendimiento con los viajeros, ni tan siquiera al hombre que comenzó y propició todo desde el inicio.

Sin duda la culpa la tenemos todos. Ustedes y yo. Porque se estila demasiado en estos días hablar de algo de lo que no tenemos ni puñetera idea. De tener prejuicios por tonterías y de empaquetar a la gente en sacos por el color de su piel, su sexo, su condición social, su forma de vestir o por lo que le gusta hacer en su tiempo libre.

Sólo pido –desde el punto de vista más humilde– que la próxima vez que a su lado en el autobús, metro o en la calle se encuentre alguien diferente de usted por cualquier motivo le trate y le mire con el respeto que se merece: el de una persona normal.

El medievo hace seis siglos que se acabó, así que, por favor, enfunden sus espadas, que la cabeza sirve para algo más que para dar pelo.

Siempre me ha hecho gracia la frase de: Yo juego a rol y aún no he matado a nadie. Siempre he considerado que era una broma, pero hoy se me ha presentado como una necesidad de excusarse y diferenciarse de esos que crearon la mala imagen del rol.

A mi no se me ha pasado por la cabeza (nunca) matar a una persona, ni llamar a Satán.

Y vosotros, jugadores de rol o gente que lo ve desde fuera, ¿qué opináis?

Shalazar escribió:A mi no se me ha pasado por la cabeza (nunca) matar a una persona, ni llamar a Satán.

Uy, a mi llamar a Satán sí...
Na, en serio, hace unos años esto era más flagrante, pero desde hace un tiempo que la gente ya no se escandaliza tanto (bueno, seguro que todos habeis cruzado esta ciudad con una espada de softcombat al hombro y aunque la gente mirase mucho, lo hacen con curiosidad y con una sonrisa, más que con cara de "¡asesino!").

La culpa de verdad no la tiene "la sociedad", ni el "asesino del rol", ni siquiera aquel subnormal que mató a sus padres con una katana: la culpa la tiene la prensa, que solo vende morbo, y que en aquellos momentos lo vendió a sacos llenos y creo esa imagen.

A mi personalmente me pasa en un autobus eso, y al señor que me grite, me pongo en modo kinki-friki y le están pitando los oídos a sus muertos hasta 2015, vamos, xDDDDD

Pues... aunque mi cabeza ya no sirve para dar pelo, como decia el final del comentario... pero tambien digo yo, que si el pelo fuera importante estaria por dentro, bien protegido. Queria dar mi opinion, simplemente la gente es rara, mires donde mires siempre te sorprenderas con alguien... por ejemplo, tuve que trabajar un tiempo en Madrid y es una ciudad rara de por si y eso atrae a la gente rara...
Yo soy muy normalito, me encantan los puntos suspensivos... odio los paréntesis (porque se abren y se cierran), soy de los que en Madrid va en metro para alucinar con la gente rara que hay, esa que a tu izquierda no deja de tamborilear con los dedos, sobre el apoya brazos moviendo la cabeza como extraño tic, con sus cascos puestos a todo volumen, vestida de negro, medias negras de rejilla, un ojo pintado con una estrella negra (como no) que le ocupa media cara… pero que se oye la puñetera canción de Carlos Baute y Marta Sánchez.. y pienso.. no le pega... que tía más rara, a la derecha otra vestida de colores, creo que todos, bueno, todos menos uno porque si no con la luz se le vería de blanco, un anillo como la palma de la mano, conté unas 300 horquillas en el pelo antes de que se bajara en Nuevos Ministerios, rebautizada Nuevos Misterios por mi desde ese momento y luego el de enfrente, de pie, mirándome fijamente como Toni Camo, que pensé que como diga 1, 2, 3, duerme.. le haré caso.. pero por el sueño que llevo… confieso que salí ayer jueves, lo vuelvo a mirar, ¿estaré mal peinado?, no eso desde hace años no puede ser... sigue mirándome fijo y claro pienso que tío mas raro… ups!!! Mi estación, me preparo para salir… ajusto mi queso gruyere a mi cabeza, porque se me había ladeado en el viaje, me abrocho mi cazadora de mafalda, me pongo mis guantes del pato Donald y salgo del vagón, y me pregunto, ¿porque narices me mirará el tío raro ese?
Yo soy normal!!! no me gusta la gente, me gusta el metro y no me gusta tener mi enigma existencial sin resolver, el hecho de ser un ente luminiscente de color azul y la cara de plastilina, y el haber nacido en la estratosfera, no sabiendo si soy terrestre o extraterrestre... me tiene frito, no entiendo nada... y viviendo en Madrid cada vez me pasan cosas más raras… Os cuento:
Iba yo tranquilamente por las escaleras mecánicas del metro, y como había una señora al lado derecho, donde se hacia una fila, me situé junto a ella en el lado izquierdo (vacio)... cuando por detrás un excursionista con su mochila al hombro, que pude ver porque asomaba por encima de su cabeza... me pide paso y me dice bruscamente:
-Si no andas, a la derecha!!!-, uff, pues me puse delante de la señora, lo que hizo que me preguntara que tipo de parálisis tendrían todos los de la fila derecha, que podían andar entre el vagón y la escalera mecánica y al llegar a la escalera no podían andar... pero determiné que era una cuestión del efecto de la gravedad en el subsuelo…
Pero volviendo en mi tras mi pausa de pensamiento, y como yo si andaba, me puse en el izquierdo detrás del mochilero... cuando de repente y ya llegando al final paró en seco (que posteriormente observé que es una costumbre local) y como iba un poco absorto en mi pensamiento de la gravedad y el subsuelo... topé con el mochilero... pero no deje de andar para que no me regañara, este topó con un hombre con maletín que iba delante de él, que a su vez lo hizo con una señora muy peripuesta... todos rodando por el suelo... mi cara de plastilina recién modelada de la mañana, tomó primero forma de cordones y una bota que el mochilero llevaba colgada, con el tumulto, se me deformó un pómulo con el tacón de 200mm de la peripuesta, así con todo, me levanté intentando recolocarme mi cara (tengo experiencia en que deformada provoca animadversión.. generalmente, las viejas me dan monedas) a lo que les grité a todos los que estaban tumbados:
-Si no andáis, a la derecha!!!- Todavía no entiendo su actitud agresiva y es que en Madrid las cosas son muy raras…
Pero aun asi, no voy a odiar al dichoso metro, además entre los medios de locomoción más usados y en orden creciente de su mal olor, este se sitúa en el tercero, después de los pies y los taxis, en ultimo los aviones que los de largo recorrido tienen ese extraño entretenimiento de enseñarse los calcetines unos a otros... (los pasajeros, los aviones de momento no usan calcetines)
Los seres humanos son raros de por sí, tienen un tamaño variable. Sobrepasando raramente los 2000 milímetros de longitud. Un dato sorprendente es que cuando yacen estirados continúan midiendo exactamente lo mismo. Algunos llevan bigote, otros barba y otros barba y bigote. Casi todos tienen dos ojos. Al andar se desplazan de atrás hacia adelante, para lo cual deben contrarrestar el movimiento de las piernas con un vigoroso braceo. Los más, refuerzan el braceo por mediación de bolsos de piel o plástico o de unos maletines denominados Samsonite, hechos de un material procedente de un planeta indeterminado, las féminas usan el DG, siglas de Desplazamiento Grácil, que les permite andar descompensando las caderas, otras usan el método de quitar un tacón de uno de sus zapatos. Nota: Para que no me tomen por excéntrico, debo mantener siempre en contacto con el suelo un pie, cualquiera de los dos sirve, o en su defecto, el órgano externo denominado culo.
En fin, que llego al piso alquilado y como siempre en la puerta está Angelines Laportera (Así me la presentaron, pero yo solo la llamo Angelines, el uso del apellido es demasiado cortés), y su marido, que siempre acostumbra a darme los buenos días, buenas tardes o buenas noches (según medie...), pero esta vez, me preguntó que de donde era… para no llamar la atención con mi respuesta, le contesté preguntándole a ella – y tú?? – me dijo que era madrileña, pero nacida en Pontevedra, le pregunté a su marido y me dijo que igual, madrileño pero nacido en Burgos, “aquí la gente es de donde pace no de donde nace”, me dijo. Joder, si es que luego soy yo...
En fin, que nunca encontraremos a gente mas rara que nosotros mismos, hasta que los habitantes de esta tierra no entiendan eso... seguiremos viendo al resto, como gente rara...

Ahora con internet, yo, que veo el rol desde fuera, hasta pienso que no es una afición tan rara o minoritaria.

Como diversión me da perezaca, pero si encuentro a alguien dispuesto a enseñarme (la lacra del rol, los manuales y los tutoriales. No es problema de no ser un buen lector, es que menudos coñazos de textos) pues me apunto a cualquier juego, pero nunca he tenido contacto con gente rolera. Al menos, directamente no.

Hace dos años yo pensaba lo mismo... y un día mi vida cambió