El Reino de los Cielos

Hwesta escribió:... El Reino creció y se alió con sus hermanos, creando un gran y poderoso Imperio. El emperador había conseguido el sueño de su antecesor: unir el mundo bajo una misma bandera; una bandera donde todos fueran iguales, hermanos, aunque mantuvieran sus anteriores estilos de vida y cada uno fuera gobernado por sus respectivos reyes. El Imperio se expandió y proliferó hasta que llegó a oídos del emperador de que toda la Tierra había sido ocupada.

-¿Toda? ¿Han sido talados todos los árboles?

-No, señor. Es el santuario de las demás especies con las que convivimos y, por lo tanto, su hogar.

-¿Ha sido excavada la tierra y quebrada la dura roca?

-No, señor. Madre Tierra nos dio la vida. Sería una crueldad e impropio de sus descendientes
acuchillarla para beneficio nuestro.

-¿Han sido ocupados los extensos mares y océanos?

-No, señor. Nuestros hermanos del agua también son sagrados y en ellos moran otros tipos de vida
más delicados que los terrestres y que merecen nuestro respeto y protección.

-Entonces, sólo nos queda una opción...

Y el emperador ordenó que se conquistara el cielo, el único lugar en la Tierra que no estaba habitado por algún tipo de vida. Los edificios se agrandaron y crecieron hasta quedar ocultos tras las nubes y la morada de los Dioses. Las aves encontraron un nuevo hogar, lejos de sus depredadores terrestres y lo suficiente cerca de la Tierra para cazar. Los colosales edificios eran tan altos que quedaban inmunes ante la amenaza de la tormenta y su trueno. Ni la lluvia ni el viento ni la arena hicieron zozobrar las maravillas del hombre por orden del emperador. Años más tarde el Imperio seguiría su expansión por los cielos y esta zona acabaría siendo conocida como el Reino de los Cielos.